sábado, 27 de febrero de 2010
lunes, 22 de febrero de 2010
ROJITAS
¿Qué tiene tu veneno que me quita la vida sólo con un beso
y me lleva a la luna y me ofrece la droga que todo lo cura?
Dependencia bendita; invisible cadena que me ata a la vida,
y en momentos oscuros palmadita en la espalda y ya estoy más seguro.
Se me ponen si me besas rojitas las orejas.
Pon carita de pena que ya sabes que haré todo lo que tú quieras.
Ojos de luna llena: tu mirada es de fuego y mi cuerpo de cera.
tú eres mi verso, pluma, papel y sentimiento;
la noche yo, y tú la luna; tú la cerveza y yo la espuma.
Se me ponen si me besas rojitas las orejas.
Tengo ronca el alma de quererte
en esta soledad llena que me ahoga;
tengo los ojos llenos de luz de imaginarte
y tengo los ojos ciegos de no verte;
tengo mi cuerpo abandonado al abandono
y tengo mi cuerpo tiritando de no poder tocarte;
tengo la voz tosca de hablar con tanta gente
y tengo la voz preciosa de cantarte;
tengo las manos agrietadas de la escarcha
y tengo las manos suaves de en el cielo acariciarte;
tengo soledad, luz, alegría, tristeza,
rebeldías, amor, sonrisas y lágrimas...
Y también te tengo a ti, preciosa,
caminando por las venas con mi sangre.
EXTRECHINATO Y TU
lunes, 8 de febrero de 2010
LA FELICIDAD
Paulo Coelho
Cierto mercader envió a su hijo a aprender el Secreto de la Felicidad con el más sabio de todos los hombres. El muchacho anduvo durante cuarenta días por el desierto, hasta llegar a un bello castillo, en lo alto de una montaña. Allí vivía el sabio que el muchacho buscaba.
No obstante, en lugar de encontrar a un hombre santo, nuestro héroe entró en una sala en la que se deparó con una enorme actividad: mercaderes que entraban y salían, personas conversando por los rincones, una pequeña orquesta tocando suaves melodías, y una mesa muy bien servida con los más deliciosos platos de aquella región del mundo.
El Sabio conversaba con todos, y el muchacho tuvo que esperar durante dos horas hasta que pudo ser atendido.
Con mucha paciencia, el Sabio escuchó atentamente el motivo de la visita del chico, pero le dijo que en ese momento no tenía tiempo para explicarle el Secreto de la Felicidad.
Le sugirió que diese un paseo por su palacio, y regresase al cabo de dos horas.
-De todas maneras, voy a pedirte un favor –añadió, entregándole al muchacho una cucharita de té en la que dejó caer dos gotas de aceite-. Mientras estés caminando, lleva contigo esta cuchara sin derramar el aceite.
El joven empezó a subir y a bajar las escalinatas del palacio sin apartar la mirada de las gotitas de aceite. Dos horas más tarde, regresó ante la presencia del Sabio.
-Entonces – preguntó el sabio- ¿ya has visto los tapices de Persia que están en mi comedor, y el jardín que al Maestro de los Jardineros le llevó diez años concluir? ¿Y te has fijado en los hermosos pergaminos de mi biblioteca?
El muchacho, avergonzado, confesó que no había visto nada de eso. Su única preocupación había sido no derramar las gotas de aceite que el Sabio le había confiado.
-En ese caso vuelve y conoce las maravillas de mi mundo –dijo el Sabio-. No puedes confiar en alguien hasta que no conoces su casa.
Ya más tranquilo, el joven muchacho tomó una vez más la cucharilla y volvió a pasear por el palacio, pero esta vez fijándose en todas las obras de arte que colgaban del techo y las paredes. Vio los jardines, las montañas de alrededor, la delicadeza de las flores, el refinamiento con que cada obra de arte había sido colocada en su lugar. Por fin, una vez más ante la presencia del Sabio, le contó pormenorizadamente todo lo que había visto.
-Pero, ¿dónde están las dos gotas de aceite que te confié?- preguntó el Sabio.
Mirando a la cuchara, el joven se dio cuenta de que las había derramado.
-Pues este es el único consejo que puedo darte – dijo el más Sabio de los Sabios-. El secreto de la felicidad está en saber mirar todas las maravillas del mundo, sin olvidarse nunca de las dos gotas de aceite de la cucharilla.
en el libro “El Alquimista”
Cierto mercader envió a su hijo a aprender el Secreto de la Felicidad con el más sabio de todos los hombres. El muchacho anduvo durante cuarenta días por el desierto, hasta llegar a un bello castillo, en lo alto de una montaña. Allí vivía el sabio que el muchacho buscaba.
No obstante, en lugar de encontrar a un hombre santo, nuestro héroe entró en una sala en la que se deparó con una enorme actividad: mercaderes que entraban y salían, personas conversando por los rincones, una pequeña orquesta tocando suaves melodías, y una mesa muy bien servida con los más deliciosos platos de aquella región del mundo.
El Sabio conversaba con todos, y el muchacho tuvo que esperar durante dos horas hasta que pudo ser atendido.
Con mucha paciencia, el Sabio escuchó atentamente el motivo de la visita del chico, pero le dijo que en ese momento no tenía tiempo para explicarle el Secreto de la Felicidad.
Le sugirió que diese un paseo por su palacio, y regresase al cabo de dos horas.
-De todas maneras, voy a pedirte un favor –añadió, entregándole al muchacho una cucharita de té en la que dejó caer dos gotas de aceite-. Mientras estés caminando, lleva contigo esta cuchara sin derramar el aceite.
El joven empezó a subir y a bajar las escalinatas del palacio sin apartar la mirada de las gotitas de aceite. Dos horas más tarde, regresó ante la presencia del Sabio.
-Entonces – preguntó el sabio- ¿ya has visto los tapices de Persia que están en mi comedor, y el jardín que al Maestro de los Jardineros le llevó diez años concluir? ¿Y te has fijado en los hermosos pergaminos de mi biblioteca?
El muchacho, avergonzado, confesó que no había visto nada de eso. Su única preocupación había sido no derramar las gotas de aceite que el Sabio le había confiado.
-En ese caso vuelve y conoce las maravillas de mi mundo –dijo el Sabio-. No puedes confiar en alguien hasta que no conoces su casa.
Ya más tranquilo, el joven muchacho tomó una vez más la cucharilla y volvió a pasear por el palacio, pero esta vez fijándose en todas las obras de arte que colgaban del techo y las paredes. Vio los jardines, las montañas de alrededor, la delicadeza de las flores, el refinamiento con que cada obra de arte había sido colocada en su lugar. Por fin, una vez más ante la presencia del Sabio, le contó pormenorizadamente todo lo que había visto.
-Pero, ¿dónde están las dos gotas de aceite que te confié?- preguntó el Sabio.
Mirando a la cuchara, el joven se dio cuenta de que las había derramado.
-Pues este es el único consejo que puedo darte – dijo el más Sabio de los Sabios-. El secreto de la felicidad está en saber mirar todas las maravillas del mundo, sin olvidarse nunca de las dos gotas de aceite de la cucharilla.
en el libro “El Alquimista”
domingo, 7 de febrero de 2010
EL EQUILIBRIO...
Intento buscar un equilibrio,
algo que me pueda ayudar...
Espero todos los días... soy paciente,
se que todo necesita tiempo,
entoces todo surge,
justo en su momento.
Acepto las cosas tal y como vienen
anhelando que algún día
todo vuelva a su ser
igual o mejor que antes...
Hay veces en las que me hundo
en mi misma, sin sacar aquello
que me ahoga...
Y cuando lo hago no termino
de expresar...
Empiezo a merodear en mi interior
e intento conectar con mi YO para así
llegar a conclusiones y saber que me pasa.
Saber en qué estoy equivicada o acertada,
encontré la mezcla de esencias que necesitaba
ya tengo la formula magistral
y me pierde el no saber la cantidad
de gotas que debo usar
si echo de mas o me quedo corta...
algo que me pueda ayudar...
Espero todos los días... soy paciente,
se que todo necesita tiempo,
entoces todo surge,
justo en su momento.
Acepto las cosas tal y como vienen
anhelando que algún día
todo vuelva a su ser
igual o mejor que antes...
Hay veces en las que me hundo
en mi misma, sin sacar aquello
que me ahoga...
Y cuando lo hago no termino
de expresar...
Empiezo a merodear en mi interior
e intento conectar con mi YO para así
llegar a conclusiones y saber que me pasa.
Saber en qué estoy equivicada o acertada,
encontré la mezcla de esencias que necesitaba
ya tengo la formula magistral
y me pierde el no saber la cantidad
de gotas que debo usar
si echo de mas o me quedo corta...
viernes, 5 de febrero de 2010
Grupo Apache, 1parte
Estos son los APACHE un grupito de por aquí...son realmente buenos , hacen muy buenas versiones, por no decir las mejores.