Uno de los grandes secretos de las personas que poseen magníficas relaciones es que no intentan cambiar a los demás.
Los aceptan y los valoran tal como son. Sin importar si nos complace o no, las gente tiende a permanecer como es.
Recuerda que lo que nos une siempre es mayor que lo que nos separa, de esta manera tendrás la posibilidad de concentrarte más en las similitudes que en las diferencias.
Perdón:
Es el mejor regalo para nosotros mismos y para nuestras relaciones.
Recuerda los que antes te han perdonado y piensa en las dificultades que habrías debido enfrentar si el perdón no hubiera llegado en los momentos en los que apareció.
Generosidad:
Demostrarla diciendo lo bueno que pensamos de los demás; alegrándonos de sus éxitos; y compartiendo lo que tenemos y lo que sabemos.
Calidez:
En la forma de expresarse y escuchar. Los abrazos, los besos y las miradas cariñosas fortalecen nuestras relaciones haciéndolas más gratas.
Humor:
Es el regalo más oportuno. Nos recuerda que a veces nos tomamos muy seriamente la vida.
Presencia:
Ya sea física o emocional es imprescindible para alcanzar los objetivos en todos los ámbitos
Gratitud:
De nada sirve si no la expresas de manera permanente y de manera clara a quienes se lo merecen.
Guardarla en el corazón es como encerrar un diamante en una caja fuerte.
No esperes la oportunidad, cada momento es una oportunidad disponible.
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