Propiedades terapeuticas y mágicas de la Mandrágora
Una de las plantas más conocidas, con muchas leyendas, supersticiones y usos en la magia es la planta conocida con el nombre de MANDRÁGORA.
A través de los tiempos, esta planta ha gozado de mucha fama en los círculos pertenecientes a la magia, y entre los brujos, brujas, magos y hechiceros.
En torno a ella se han tejido historias fantásticas, de muerte y muchas supersticiones, veamos algunas de estas historias que rodean a esta planta mágica por excelencia y las características mágicas que posee para nuestros hechizos y para usarse en rituales.
La MANDRÁGORA es una planta solanácea, que crece en los bosques y lugares donde no llega la luz solar, generalmente de flores blancas y frutos semejantes a una diminuta manzana.
La raíz contiene un alcaloide, mandragorina, de propiedades similares a la atropina, narcótico y antiespasmódico, en la antigüedad se le atribuían cualidades maravillosas.
A través de los tiempos, esta planta ha gozado de mucha fama en los círculos pertenecientes a la magia, y entre los brujos, brujas, magos y hechiceros.
En torno a ella se han tejido historias fantásticas, de muerte y muchas supersticiones, veamos algunas de estas historias que rodean a esta planta mágica por excelencia y las características mágicas que posee para nuestros hechizos y para usarse en rituales.
La MANDRÁGORA es una planta solanácea, que crece en los bosques y lugares donde no llega la luz solar, generalmente de flores blancas y frutos semejantes a una diminuta manzana.
La raíz contiene un alcaloide, mandragorina, de propiedades similares a la atropina, narcótico y antiespasmódico, en la antigüedad se le atribuían cualidades maravillosas.
Mitos y leyendas acerca de la mandrágora
Dado que esta planta es una representación del cuerpo y la naturaleza humanos, se acepta universalmente que, cuando alguien tiene una dolencia en cualquier parte del cuerpo, el trozo de mandrágora que hay que aplicar a ese miembro corporal ha corresponder al trozo de mandrágora equivalente.
De todas las plantas mágicas, la mandrágora es sin lugar a dudas la que, desde la Antigüedad, aparece como la más fabulosa y más misteriosa.
Es originaria de los países mediterráneos, esta planta de grandes hojas y de flores rojas, blancas, o azules se distingue por su gruesa raíz bifurcada en forma de figura humana.
Al igual que la belladona, produce efectos narcóticos y alucinatorios y, por ello, los clásicos la utilizaron en medicina.
Asociada por los germanos a la brujería, fue usada por los romanos para elaborar filtros mágicos.
Entre las historias y supersticiones acerca de esta planta, se dice que, quien arranca, aún de forma involuntaria, una raíz de mandrágora corre el serio peligro de quedarse ciego o morir.
Si alguien la arranca por voluntad propia, ha de volver al lugar de donde la ha arrancado y, como compensación, dejar allí un trozo de pan, algo de sal y una moneda.
La mandrágora, como planta de disidencia, es el talismán perfecto: protege contra el enemigo, la enfermedad (sea cual fuere), y contra robos, incendios y catástrofes.
Además favorece la serenidad del espíritu, exorciza los estados melancólicos y constituye una garantía para que los negocios funcionen de acuerdo con las expectativas.
Como procedimiento de adivinación, permite conocer la intimidad de las personas y desvelar lo que a uno le va a ocurrir.
Para que surta efecto como talismán, es preciso establecer una alianza emocional con ella: hay que cuidarla con esmero y, dentro de esta liturgia, no sólo suministrale agua, sino bañarla (preferentemente en viernes).
La sensibilidad de la mandrágora obliga a que cuando ésta vaya a ser recogida con el objeto de ser convertida en talismán. El recolector ha de ser una persona moralmente intachable y presentarse con un aspecto impecable, es decir, aseado y con indumentaria de fiesta.
Si veis ilustraciones de la mandrágora, es frecuente que encontréis un perro atado junto a ella. ¿Por qué? Pura superstición. Veréis.
Un relato de la época romana dice:
Además, en algunos grabados medievales, aparece el hombre haciendo sonar un cuerno para enmascarar el sonido estremecedor.
De todas las plantas mágicas, la mandrágora es sin lugar a dudas la que, desde la Antigüedad, aparece como la más fabulosa y más misteriosa.
Es originaria de los países mediterráneos, esta planta de grandes hojas y de flores rojas, blancas, o azules se distingue por su gruesa raíz bifurcada en forma de figura humana.
Al igual que la belladona, produce efectos narcóticos y alucinatorios y, por ello, los clásicos la utilizaron en medicina.
Asociada por los germanos a la brujería, fue usada por los romanos para elaborar filtros mágicos.
Entre las historias y supersticiones acerca de esta planta, se dice que, quien arranca, aún de forma involuntaria, una raíz de mandrágora corre el serio peligro de quedarse ciego o morir.
Si alguien la arranca por voluntad propia, ha de volver al lugar de donde la ha arrancado y, como compensación, dejar allí un trozo de pan, algo de sal y una moneda.
La mandrágora, como planta de disidencia, es el talismán perfecto: protege contra el enemigo, la enfermedad (sea cual fuere), y contra robos, incendios y catástrofes.
Además favorece la serenidad del espíritu, exorciza los estados melancólicos y constituye una garantía para que los negocios funcionen de acuerdo con las expectativas.
Como procedimiento de adivinación, permite conocer la intimidad de las personas y desvelar lo que a uno le va a ocurrir.
Para que surta efecto como talismán, es preciso establecer una alianza emocional con ella: hay que cuidarla con esmero y, dentro de esta liturgia, no sólo suministrale agua, sino bañarla (preferentemente en viernes).
La sensibilidad de la mandrágora obliga a que cuando ésta vaya a ser recogida con el objeto de ser convertida en talismán. El recolector ha de ser una persona moralmente intachable y presentarse con un aspecto impecable, es decir, aseado y con indumentaria de fiesta.
Si veis ilustraciones de la mandrágora, es frecuente que encontréis un perro atado junto a ella. ¿Por qué? Pura superstición. Veréis.
Un relato de la época romana dice:
“El hombre debe guardarse de extraerla él mismo, pues su vida peligraría. Por eso hay que atar un perro negro a la parte superior de la planta y azuzarlo hasta que la planta surja de la tierra y se yerga. En ese preciso instante la planta de figura humana proferirá un horrísono grito y el perro caerá muerto al instante. Para sobrevivir, el buscador de mandrágora deberá tomar la precaución de taparse bien los oídos con cera.”
MANDRAGORA (Mandragora officinale) VENENOSA
Nombres populares: Alraun, antropomorfo, baaras, ladrón del cerebro, circeiun, circoea, galgenmannchen, hierba de circe, hexenmannchen (alemán: mannikin de las brujas), mandragen, mandragor, mannikin, semihomo, limón silvestre, zaubewurzel (alemán: raíz de hechicero)
Planeta: Mercurio.
Elemento: Fuego.
Deidades: Hécate, Hathor.
Poderes: Protección, fertilidad, dinero, amor y salud.
Usos mágicos: Una raíz de mandrágora entera, colocada sobre la chimenea del hogar, dará a la casa protección, fertilidad y prosperidad.
La mandrágora también se cuelga del cabecero de la cama para que dé protección durante el sueño; si se lleva consigo atrae el amor y evita contraer enfermedades.
Donde haya una mandrágora no pueden habitar los malos espíritus, por eso esta raíz se usa en exorcismos.
Para "activar" una raíz de mandrágora seca (es decir, para despertar sus poderes), póngala en algún lugar prominente de la casa y déjela allí durante tres tres días.
Luego métala en agua templada y déjela toda la noche; despues de esto, la raíz queda "acticada" y puede ser empleada en cualquier acto de magia.
El agua dentro de la que estuvo inmersa la raíz se puede esparcir por las ventanas y las puertas de la casa para protegerla, o sobre personas para purificarlas.
La mandrágora también ha servido durante largo tiempo como muñeco (fetiche) en la magia de imágenes, pero su escasez y elevado costo normalmente obligan al mago y al brujo a buscar sustitutos; entre otras se han empleado raíces de fresno, manzanas, raíz de nuez y manzana de mayo americana.
Se dice que el dinero colocado junto a una raíz de mandrágora (sobre todo las monedas de plata) se duplica, y que el perfume de la mandrágora produce sueño.
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